El Turismo en España, es quizás, uno de los sectores económicos, que no se deja tocar con la misma contundencia que otros que apareceden knockeados por una situación económica esperpéntica. No obstante su valor en el PIB del Pais ha sufrido también un descenso, pero evidentemente seguimos teniendo un clima envidiable, unos paisajes heterogeneos, y por su puesto un patrimonio irrepetible, aunque nos falten algunos potenciales viajeros. Quizás sea por esto mismo, por lo que todavía es un sector que ni siquiera se tambalea sobre un ring donde yacen demasiados cuerpos. Es lo que tiene el wrestling, un día parece teatro, otro un juego, pero en ocasiones se escapa alguna hostia que te hace besar el suelo.
No obstante lo llamativo, es que dicho "personaje", el Turismo, digo, se mantenga con tanta templanza, cuando no lo merecemos. Y no lo merecemos, ya que como siempre, el sello español de la mala gestión también se encuentra adherido, como sello de "calidad made in spain" sobre la espalda de aquel.
Empezamos por una falta de control, continuamos por falta de previsión y terminamos con unos organismos públicos que fomentan en determinadas ocasiones el intrusismo y que en vez de favorecer, no hacen más que poner trabas al trabajo de promoción y fomento.
Organismos que sólo buscan el lucro, y que olvidaron, que entre sus objetivos debe prevalecer la comunidad, ya que la meta es el bien común por encima de todo.
Por tanto hablamos, y decimos bien, de un entrenador que en vez de fortalecer las virtudes de nuestro campeón, las sesga con un dopaje indiscriminado, que tan de moda se ha puesto en los últimos dias en nuestro país, y que sin embargo, como vemos hasta el más tonto se dopa, o se lucra, que es lo mismo cuando esta bien hecho, o no.
Lo cierto es que cada vez la calidad de nuestro turismo se deteriora, y quien pierde es al fin, nuestros clientes, los turistas, por supueto también nuestras ciudades, nuestro patrimonio, y sobre todo nosotros, como comunidad, mientras otros no ven, ni oyen, y tampoco dicen.
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