Una de las cosas, que más nos llama la atención de viajar, es descubrir la realidad que se encierra entre las calles, monumentos o gastronomía de un pueblo, y por qué no, la fantasia, o medio-realidad si queremos, que también encierran aquellos lugares.
Las leyendas o cuentos son relatos que forman parte de un legado consuetudinario, que identifica un grupo o comunidad, y que fuera, que se pueda entender como un conocimiento informal de aquel, son fundamentales para su entendimiento.
A este legado evidentemente no escapan ni siquiera los monumentos, basta con coger como ejemplo la leyenda que se esconde tras una de las construcciones más bellas de Sevilla, la Torre del Oro.
"Vecina del Guadalquivir y símbolo de la ciudad, hay quien afirma que su nombre viene de que no sólo estaba cubierta de oro por fuera sino también por dentro, sin embargo de su nombre se desprende otra historia.
Historia que tiene como protagonistas a una hermosa joven y al rey don Pedro I, llamado el Cruel. La joven casada con un caballero, comenzó a ser asediada por dicho rey, que cuanto más la veía, más enamorado estaba de ella. La dama pudorosa terminó recluyéndose en un convento.
No gustando dicha resolución a don Pedro, ordenó que se profanará su retiro conventual y se secuestrara a la hermosa dama. Los sevillanos, que si algo saben es comprender la belleza de una dama, aseguran que su pelo era tan semejante a las madejas de oro que de esa comparación le viene el nombre a la Torre donde fue encerrada".
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